La revolución rusa de 1905 y el golpe de Estado de los jóvenes turcos de 1908, brindaron oportunidad al pueblo armenio, para aspirar a un futuro Estado Nacional Independiente. Guiado por su ideología extremista del panturanismo, el comité de los jóvenes turcos, decidió en forma secreta el aniquilamiento total del pueblo armenio de manera que no quedara una sola persona de esa nacionalidad sobre la faz de la tierra.  

Estalló la Primera Guerra mundial; aprovechando esta circunstancia favorable, el Gobierno turco oficializó la resolución del comité Joven Turco y decidió poner en ejecución el monstruoso plan de exterminio. El 24 de abril de 1915 dio comienzo la mayor calamidad en la que casi dos millones de armenios fueron expatriados de su territorio nacional: asesinados y víctimas de las enfermedades, el hambre, la sed, el cansancio material y moral, todo puesto en práctica en forma sistemática por los ministerios del Gobierno turco, en una gigantesca deportación letal hacia los desiertos de Arabia.  

Luego de la caída de los jóvenes turcos, su sucesor Mustafá Kemal Ataturk, guiado por el mismo ideal  panturkista de unir a todos los pueblos de origen turco desde desde el Bósforo hacia la China, continuó con las masacres de los armenios.  

Este programa terrorífico de limpieza étnica y usurpación territorial, movió a Rafael Lemkin a acuñar el vocablo “Genocidio” para ser aplicado a aquellas matanzas masivas de los años 1915 - 1923 perpetradas por el estado turco.  

Sin embargo, y a pesar de las innumerables pruebas en su contra, al día de hoy Turquía se niega a reconocer su responsabilidad en este crimen de lesa humanidad, el cual implicaría, no solo la indemnización moral y material a los familiares de las víctimas, sino también la devolución de los territorios que aún hoy, permanecen usurpados por el estado turco. Otro de los aspectos de este genocidio es el cultural. Actualmente cientos de iglesias armenias, verdaderas joyas de la arquitectura que hoy se encuentran dentro de los límites de Turquía, están deterioradas abandonadas y a punto de desaparecer.  

Por el contrario, varios países del mundo y sus respectivos parlamentos, han reconocido ya la existencia de genocidio en 1915. Tales son los casos de Argentina, Uruguay, Francia, Bélgica, Canadá, Holanda, Grecia, Rusia y recientemente Estados Unidos entre otros. Asimismo, el Parlamento Europeo en 1987, no solo reconoció la existencia de genocidio, sino que además le impuso a Turquía como condición para su ingreso a la Comunidad Europea el reconocimiento del genocidio Armenio. 

Algunos otros logros importantes conseguidos por el incansable trabajo de la Diáspora repartida por el mundo, son el reconocimiento de genocidio por parte del “Tribunal permanente de los pueblos” en 1984 y la “Subcomisión de Derechos Humanos de la ONU” en 1985.  

En el 2006 la legislatura de Córdoba sancionará ley 9315 donde instituye el día 24 de abril como “Día de la conmemoración del genocidio armenio” y luego a nivel nacional el Congreso de la Nación Argentina, declara el 24 de abril como “Día de acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos”.