La danza aparece entre los armenios desde los mismos orígenes del pueblo. Por ello, nace pagano, ritual y oferente, redescubriendo en los hechos cotidianos los motivos de su inspiración y haciendo de la misma una de las expresiones más auténticas del sentir y el que hacer de los armenios. Características estas que a través de los tiempos se convierten en una de las mayores fuentes de enriquecimiento del acervo cultural armenio.

La expresividad de las manos, los movimientos sutiles y las miradas sugestivas quedan como características de las danzas femeninas, en tanto que los movimientos recios, fuertes y de ritmo marcado corresponden a los varones. La mujer, generalmente luce sobre su cabeza una corona adornada de joyas y tocada con un velo que cubre parte de su cabellera; a esto se agregan las largas y amplias faldas y una gran diversidad de chaquetas que conforman hermosas y policromas combinaciones. No menos hermosa y llamativa es la vestimenta de los varones que, sin atavíos complementarios, facilita los movimientos y distintos desplazamientos que exige la coreografía al tiempo que resalta la elegancia de los mismos.

La música, los instrumentos y la coreografía de la danza guardan, como corresponde, estrecha relación con el motivo que se inspiran, a eso se añade la particularidad de cada región: la de su geografía, el momento histórico y los acontecimientos que vivieron sus pobladores; pudiéndose así apreciar la diferencia entre las danzas de las zonas montañosas respecto a otras regiones, la de los pueblos que debieron soportar el asedio enemigo y las que aquellas que , en la paz, supieron de la gloria y la alegría de la cosecha y la comunión del hombre con su tierra.

Todo esto es lo que hace que la danza armenia sea tan rica en su contenido y que, más allá de su belleza plástica, tenga un significado profundo, representativo del quehacer de ese pueblo que, despojado de sus tierras por el turco invasor, perseguido y martirizado supo, y sabe aún, guardar su riqueza a través de la danza como una forma más de perdurar en el tiempo.